La piel y el maquillaje en las bodas Sutileza y discresión suele ser la tendencia general del maquillaje. Tal como sucede con relación al cabello, el mercado ofrece un inmenso abanico de cosméticos que permiten enfatizar los mejores rasgos de un rostro o disimular sus defectos y problemas específicos.
Algunos puntos a tener en cuenta con respecto a este importante tópico:
– Un buen maquillaje comienza con una piel cuidada. Como cada tipo requiere un tratamiento determinado, lo mejor es consultar un dermatólogo para que indique con precisión qué productos le convienen y cuáles no.
– Igualmente, pueden hacerse algunas indicaciones generales al respecto: nunca lavar la piel con jabón sino con alguna loción preparada para tal fin, jamás irse a dormir sin haberse limpiado la cara, y no tomar sol sin factor de protección solar adecuado al tipo de cutis.
– Evitar siempre los excesos: en maquillaje es preferible el defecto al abuso.
– Los colores del maquillaje deben adecuarse a la tonalidad natural de la piel. En general, los tonos más claros rejuvenecen, mientras que los más oscuros envejecen.
– Las tonalidades también deben adaptarse al vestuario, para combinar los colores, y al momento del día: durante la mañana y la tarde se prefieren los tonos suaves y discretos, mientras que por la noche pueden acentuarse los colores, ya que la luz artificial tiende a opacarlos.
El perfume
El perfume es ese toque inmaterial que, en este caso, habla de cada mujer. ¿Qué perfume elegir?
– Las colonias frescas, alimonadas o florales son adecuadas para las más jóvenes.
– Los perfumes más intensos, aquellos especiados o con fuertes notas de madera, resultan convenientes para las mujeres maduras.
– Con respecto a los horarios, las fragancias frescas se imponen para la mañana y la tarde, mientras que las más sustanciosas los hacen para la noche.
– No usar un perfume muy intenso en verano. El calor pide colonias frescas.
Fuente: maquillajenovias